miércoles, 23 de abril de 2008

Dopados

Por cuestiones laborales, me he topado con un tema del que había oído algo pero en el que no me había metido a fondo aún. El amor!
Sí... vaya topicazo no? Pues no. El amor no es otra cosa que el resultado de un colocón impresionante. Vayamos por partes.

Primero, la conquista. No somos muy diferentes de esos perrillos que se huelen sus partes más caninas para ver si se gustan. Nosotros, como animales ¿racionales? que caminan a dos patas somos un tanto más sutiles. Vamos por la vida soltando feromonas esperando a que alguien nos huela. Ese olor que desprendemos es el que provoca la atracción. De la misma forma, cuando nos gusta alguien, nuestras feromonas se van de fiesta y se segregan por doquier, por eso de que nos huelan...

Segundo-A (luego veréis por qué), el amor. Resultado de la feniletamina, otra hormona que nos 'coloca' y nos hace sentir taaaaaaan bien. Si es que es prima de las anfetaminas. Nos da energía, nos quita el apetito, el sueño e incluso nos refuerza el sistema inmunológico. Mientras la 'feni' se mantenga activada, estaremos enamorados. O sea que dopados hasta las cejas. Incapaces de ver los defectos de nuestr@ enamorad@. Incluso los hay adictos, y se produce síndrome de abstinencia en ausencia de la media naranja. O la media manzana. O la media pera... El problema: que como cualquier droga, el cuerpo se acostumbra y necesita cada vez más y más... Y cuando perdemos la capacidade de producción de las '-inas' se nos pasa el subidón. Y nos sobreviene el cariño. Y recuperamos la capacidad de crítica. A veces incluso se substituye por el odio. Y claro, me pregunto yo acerca de los que pasan por el altar con la feniletamina en lo más alto... Hay tanta diferencia entre ellos y los que se casan, borrachísimos e inconscientes, vestidos de Elvis?

Segundo-B, porque no siempre después de la conquista viene el amor. Pues bien: el sexo. Según la dopamina que percibamos o segreguemos en la cama -o en la bañera, o en la lavadora, o en el coche, o...- se activa, más o menos, el sentimiento de unión con la pareja, teniendo preferencia por esta y no por otra. Es decir, que la dopamina, otra '-ina' para la lista, regula la monogamia. Cuanta más '-ina' percibamos, más fieles. Puro instinto animal.

Tercero: la promiscuidad. No es más que una consecuencia de la incapacidad de activar o percibir ciertas '-inas'. Por eso algunos van de relación en relación, oliendo culillos caninos por doquier sin acabar de encontrar la droga que los dope, es decir, el amor.

Y con todas estas cosas, con tanta fórmula química y habiendo descrito a la perfección cómo funciona eso que llamamos amor, me pregunto... Para cuándo una pastilla para el mal de amores, para volver al colocón? O un tratamiento para desengancharnos?

2 comentarios:

kancerbero dijo...

A mi me vas poniendo una caja de feniletamina de esas.

Luego ya veremos cómo lo hago para quitarme.

Baubita dijo...

Marchando cuarto de quilo de feniletamina!
jejejeje
;-P