viernes, 9 de febrero de 2007

Sueños son?

Hay dos escenarios recurrentes en mis sueños. El primero, el más frecuente, es el colegio. El otro, la casa en la que viví parte de mi infancia y mi adolescencia. Y en ninguno de los dos sueño cosas agradables. Siempre es una sensación de angustia. A veces miedo, a veces tensión, pero siempre angustia.

El colegio lo veo perfectamente. Hasta los colores y los rincones, pero soy incapaz de entrar en el gimnasio.
En el piso, me da miedo atravesar el portal. Algunas veces subo y subo pero paso del tercero y me encuentro con paredes y suelos que ni conozco. Otras veces estoy en mi puerta, pero en cuanto quiero subir al cuarto me entra pánico y grito, tanto que parece que me estalla la cabeza.

Mi pesadilla cuando era pequeña, aparte de la terrorífica oscuridad, se ha hecho realidad. Es de noche. Estoy en mi casa -sí, la que ahora me da miedo- y oigo ruído. Pasos de un dinosaurio. Y el suelo tiembla. Lo oigo gritar de dolor. Cuando me asomo a las ventanas del salón, convertidas en un balcón descubierto, el monte que se veo desde casa, justo enfrente, está oscuro, arde, y vuelan llamas de fuego. Todo está destrozado. Y la gente llora de dolor. He visto fotos de mi pesadilla. En verano. En agosto. En nuestros montes.

Otra vez soñé con un ataque nuclear. La calle se vuelve de color naranja, todo transcurre a cámara lenta y de repente hace calor, huele a calor. Cuando desperté notaba aún ese olor y me acurruqué en la cama de mi hermana. Cuando me levanté aún recordaba ese calor naranja.

¿Los sueños, sueños son? Me parece que no...

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