sábado, 23 de junio de 2007

Por mi materia gris

... movió el bigote y me miró con ese inevitable aire de desconfiaza. En eso mismo consistía su trabajo

- Cuéntemelo todo desde el principio -me ordenó
- Entró por una oreja
- ¿Por cuál de ellas?
- La izquierda... no, no... La derecha, lo recuerdo perfectamente porque la izquierda está cerrada. Entró por la oreja derecha y acampó en la cabeza.
- ¿Dónde exactamente?
- No le podría decir, simplemente está. Le gusta nadar por mi materia gris.
- ¿Podría describírmelo?
- Sí, claro. Es pequeño y rosado
- ¿Lo había visto antes?
- Alguna vez se me paseó por la nariz, incluso se colgó de mis pestañas, nunca antes había intentado entrar...
- ¿Y cuál es el problema?
- ¿Cuál es el problema? ¿Cuál es el problema? Le gusta nadar por mi materia gris, ¿no le parece suficiente problema? Baila, canta, pasea... Alguna vez se queda quieto, o callado, y entonces me deja descansar. Y hay momentos en los que parezco acostumbrarme... Pero no, no es así.
- ¿No ha intentado echarlo?
- Claro que sí, pero no se deja. Cuando trato de agarrarlo se escapa hacia los pulmones y se divierte saltando sobre mi ventrículo izquierdo
- ¿Quiere hacer constar algo más en la denuncia?
- Nada más, señor agente...
- Ahora tendrá que pasar el examen del forense...

...

Antes de que se acercase a mi oído izquierdo, le advertí del error
- No, no, en el derecho. El izquierdo está cerrado...

Entonces fue aquella mujer de bata blanca la que me advertió de mi error
- Pero... tiene un dedal en el oído derecho.

Me sonrojé tanto que mis labios se difuminaron. Había olvidado quitarlo. Me derrumbé y confesé mi adicción
- Sí, es que... Lo pongo a veces. Es para que no marche... Pero no se lo diga al policía...

2 comentarios:

PepeDante dijo...

Me ha encantado. :-)
Muy bueno.

Baubita dijo...

todo un honor viniendo de usted, maestro...